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Patitas sin Hogar: reconocido refugio del Gran Concepción
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El sufrimiento de los animales sin hogar es desgarrador. Sus vidas dependen de la supervivencia y la suerte. Sin embargo, en Chiguayante, Patitas sin Hogar, fundado en 2014, se ha convertido en un espacio seguro y lleno de cariño. “El día que no exista amor, el refugio se cierra”, declaró su fundadora, Valentina Ruiz Cisternas.

El recorrido de Patitas sin Hogar


La historia de Patitas sin Hogar comenzó en 2013, cuando Valentina y su hermana encontraron una camada de perros abandonados. Lo que empezó como un rescate esporádico se transformó en lo que se dedicarían durante los años siguientes. «Al principio todo era en mi casa, mi casa era chica, pero logramos dar en adopción y rehabilitar a los perritos», recordó Valentina. Con el tiempo, su pasión por esta labor creció, siendo la familia quienes las animaron a esta decisión. Así, en 2015, después de mucho esfuerzo, consiguieron un lugar como refugio.

Desafíos y crecimiento

En una entrevista que Ruiz realizó en TVU manifestó que «nos mantenemos solamente con aportes de privados, de personas particulares». De hecho, en un inicio no contaban con socios ni donantes, y fue el apoyo de la familia lo que permitió su funcionamiento. De ese modo, poco a poco fue creciendo gracias también a las personas que colaboraron.

Actualmente, se sostiene gracias a donaciones, al esfuerzo de Valentina y su familia, con la venta de ropa y artículos. «Vendemos llaveros y hacemos todo lo posible para juntar el dinero necesario», explicó.

Otro desafío, ha sido encontrar voluntarios. Depositar confianza en las personas es complejo, ya que muchos no cumplen con el compromiso. Por esta razón, cuentan con solo ocho voluntarios. «Me cuesta delegar porque quiero que lo hagan con el mismo amor», confesó la fundadora. Ella es quien se encarga de la comunicación, donaciones y rescates, desempeñando un rol crucial para su funcionamiento.

También mencionó que es regular que personas abandonen a perros afuera del recinto y en los alrededores. En relación a eso, en el Diario Concepción, Lukas Castillo, médico veterinario del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Concepción, enfatizó en la importancia que existe en educar a la población respecto al tema.

El sello de Patitas sin Hogar


Patitas sin Hogar se ha ganado una reputación en el Gran Concepción por su enfoque personalizado. «Nos han dicho que el refugio es muy personalizado, que cada perro no es un número. Nos preocupamos mucho de que cada uno tenga su proceso tranquilo», sostuvo.

En Diario de Concepción, Valentina indicó que el refugio «involucra a toda su familia y voluntarios quienes en sistema de turnos, alimentan y limpian los corrales donde los perros sin hogar viven de forma temporal antes de ser dados en adopción«. Esto no ha cambiado, pues la clave sigue siendo la rotación de los animales para su buen funcionamiento.

El refugio cuenta con nueve cupos para perros senior, aquellos que no serán adoptados. El resto de los cupos son rotativos, lo que permite seguir rescatando a medida que se liberan espacios. La prioridad es encontrarles un hogar.

Por otra parte, Ladera Sur especificó que muchos creen que es suficiente con solo mantener a un animal con vida, sin prestar atención a sus necesidades y bienestar. Valentina apoya la idea de entregarles a los animales tiempo, amor y cuidado de la mejor manera posible.

Durante y después de la pandemia

Durante la pandemia de COVID-19, el 36% de las personas que no tenían mascota pensó en adoptar, según una encuesta realizada por la fundación Affinity. Valentina Ruiz, fundadora de Patitas sin Hogar, afirmó que las adopciones aumentaron en ese periodo, ya que las personas pasaban más tiempo en casa. Sin embargo, tras la pandemia, muchas personas dejaron de adoptar porque no podían responsabilizarse de los animales a largo plazo.

Asimismo, la notoria disminución de adopciones no solo se ha visto en este refugio. Mariana Rodríguez, de «Huellitas Conce», mencionó que hay meses en los que los perros no son adoptados.

A pesar de ello, Patitas sin Hogar se mantiene en encontrar hogares permanentes para los canes rescatados.

El caso de Agustín y su corazón gigante

Valentina recordó a Agustín, un perro con un corazón grande en sentido literal y figurado. «Lo llamaba ‘Agustín y su corazón gigante’».

Un día, Agustín se desmayó y fue trasladado a Santiago debido a la falta de veterinarios en Concepción. A pesar del esfuerzo, falleció, dejando una huella en Valentina y en el refugio.

«Siempre ha sido mi promesa. Nunca se me ha muerto un perro en el camino. Siempre llegan vivos a la clínica. Quizás allí fallecen, pero no conmigo», afirmó con seguridad. El caso de Agustín refleja el compromiso y amor que se vive en Patitas sin Hogar.

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